Antes
que todo, la palabra “huracán” llega directito de “Juracán”, el dios taíno de
los “hurricanes”, como dice el gringo.
Segundo
que casi todo, le podemos achacar la culpa de esos fenómenos naturales al Cabo
Verde, en África, donde se forman. Allá se forman. El Atlántico los cría, y
cuando llegan a las Sotaventos empiezan a enardecerse. Las aguas sensuales del
Mar Caribe los calientan, y se alborotan.
Por
lo regular, el punto geográfico donde los huracanes toman nombre, intensidad y
rumbo, es el litoral de Puerto Rico. La isla es el único lugar –que yo sepa-
donde se declara medio año como “Época de Huracanes”. Por lo regular, la
colonia americana aparece en el mapa meteorológico cuando los huracanes se
convierten en amenaza para Estados Unidos. Muchas veces ni siquiera abundan en
los estragos que causan en Republica Dominicana y Haití.
¿Cuba?
No existe en los noticiarios climatológicos, a menos que esté en la ruta de inminente
a amenaza a los Cayos, a Florida o Luisiana.
Ese
ha sido el caso de Isaac, la fuerte tormenta tropical –o “temporal”- que nos despeinó
a la vez que causó estragos con las lluvias esta semana. En CNN vimos varios reportajes de “pérdidas
cuantiosas” en la República Dominicana, Haití y Cuba. Sabemos en carne propia
que esas noticias se quedan cortas. Pero ahora, que amenaza suelo americano y
se responsabiliza por dilatar un día la Convención Republicana en Tampa… ahora se
habla de un poderoso Juracán…
Digo, aumenta la intensidad de los vientos y su peligrosidad según se trasladan. Pero una tormenta tropical leve puede ser devastadora en Haití, donde miles de personas viven en casetas de acampar.
Pero así es la vida. Así son los “hurricanes”… que no son lo mismo que los “temporales”.
Digo, aumenta la intensidad de los vientos y su peligrosidad según se trasladan. Pero una tormenta tropical leve puede ser devastadora en Haití, donde miles de personas viven en casetas de acampar.
Pero así es la vida. Así son los “hurricanes”… que no son lo mismo que los “temporales”.